El tiempo no te va a sanar
Creo que la típica frase “el tiempo lo cura todo” no nos hace bien. La verdad es que para sanar se necesita más que solo tiempo, se necesita apoyo, ayuda y una cantidad de amor que muchas veces nos cuesta aceptar, ya sea de otros o de nosotros mismos. Esto es algo que he aprendí hace poco.
Por diferentes razones, los últimos meses han sido un poco difíciles para mí a nivel emocional. Durante este periodo normalicé más de lo que debía sentirme mal. No hablaba con nadie sobre el tema e intenté seguir mi vida como si nada hubiera pasado, aunque por dentro sabía que no estaba bien. Me refugié en la lógica de que era normal sentirme así en mis circunstancias y que se me pasaría solo con el tiempo, como a todo el mundo, pero eso no me llevó a nada bueno.
Dos meses después, me di cuenta de que en vez de mejorar, me sentía peor. Llegó un momento en el que no tenía energías para nada, por lo que nunca quería cocinar y ya no me estaba alimentando bien. Me pesaba la soledad. El hecho de que si no te cuidas y no te sanas a ti misma nadie lo hará, es algo difícil de aceptar y de sobrellevar cuando realmente no tienes ganas de levantarte.
Aprender a pedir ayuda y procesar las emociones
Descubrí que me estaba fiando de las facultades sanadoras del tiempo más de lo que debía. Un día en el que estaba muy triste, una amiga me acompañó y me dijo que no me haría ningún bien guardarme toda la pena, que tengo que hablarlo, escribirlo, sacarlo de mí de alguna forma.
Es curioso cómo cuando uno está sintiendo emociones muy intensas no logra pensar con claridad. No me di cuenta de lo que necesitaba hasta que me lo dijeron y no solo eso, no me sentí cómoda de pedir ayuda hasta que alguien me dijo que lo hiciera, hasta que alguien me dio permiso para contarle lo que me pasaba.
Muchas veces había pensado hablar, pero me daba vergüenza, porque sabía que si lo hacía lloraría, y llorar me pondría incómoda a mí y a la persona escuchándome. Además del miedo a si esa persona entendería lo que quería decirle, si me tomaría en serio, si realmente me haría sentir mejor o sería peor. Es bajo ese miedo que solemos guardar nuestros sentimientos en una cajita donde nadie puede verlos, ni tocarlos, ni modificarlos, pero eso significa que difícilmente mejorarán.
Aprender a sanar
Sanar es difícil, estoy comenzando a pensar que es inevitablemente difícil. No puedes entregarle todo al tiempo y esperar.
Requiere valentía, esfuerzo y una cantidad de amor propio que muchas veces parece superar las propias capacidades. Valentía para enfrentarse a lo que uno está sintiendo, pedir ayuda y ser vulnerable con otra persona, ya sea amigo o terapeuta. Esfuerzo diario para levantarse, salir a comprar, salir con amigos, conocer gente y hacer cosas distintas. Amor propio para todo lo anterior, cuidar de uno mismo, cocinar, ordenar la habitación, lavarse los dientes, validarse, perdonarse, escucharse.
Sanar es aprender a sanar. Aprender a pedir ayuda, aprender a identificar tus necesidades, aprender a ser valiente, aprender a esforzarse, aprender a amarse más, aprender a dejar ir. Aprender que el tiempo no te va a curar mágicamente, tú lo harás y eso…, requiere tiempo.